El crecimiento de De la Cruz para ser el mejor jugador del equipo.
La era Marcelo Gallardo se caracterizó por muchas cosas, siendo la adaptación de los refuerzos a la idea de juego del entrenador una de ellas. A lo largo de ocho años de mandato, es normal que el entrenador tenga errores a la hora de escoger incorporaciones, pero también tuvimos casos de jugadores que se convirtieron en piezas fundamentales de River y uno de ellos es Nicolás De la Cruz.
Su llegada se dio en agosto de 2017 luego del mundial sub 20 donde tuvo una muy destacada actuación como capitán de Uruguay. Esto lo puso en los flashes de grandes equipos europeos, pero por una decisión familiar tenía decidido quedarse cerca de sus seres queridos por lo que la ‘Máquina’ tocó la puerta y desembolsó más de dos millones y medio de euros por el 30% de su ficha.
El arribo se daba con mucha expectativa, ya que si bien su actuación en Liverpool no fue vista prácticamente por el hincha común debido al poco consumo del fútbol uruguayo su sangre estaba marcada a fuego. Para algún desprevenido, es el hermano de Carlos Sánchez, un jugador que para ese momento era el que más alto nivel había mostrado al mando de Marcelo Gallardo.
Pongamos en contexto, en 2017, el uruguayo tenía como posición natural el de un enganche clásico, aunque ocasionalmente jugó más retrasado o partiendo por la izquierda. El rol que iba a tener en el equipo era una completa incógnita, tomando en cuenta que para ese momento se ponía sobre la mesa el 4-3-2-1 debido a la falta de delanteros.
Sin ser considerado titular en un inicio, De la Cruz fue sumando minutos y convirtiéndose en un jugador que entraba para darle soluciones al equipo. A veces podía y a veces no, pero confirmó algo que absolutamente todos los refuerzos de la era Gallardo tenían, hayan rendido o no a la larga y esto es ‘condiciones’.

Considero que el hincha de River y del fútbol en general por momentos es muy tajante a la hora de hablar de jugadores nuevos y que están procesando un cambio de aires. Lamentablemente, esto no es un videojuego donde un futbolista cuando cambia de equipo no sufre un cambio de valoración, en la vida real hay cosas a las cuales acostumbrarse, ya sea a una liga, estilo de juego, compañeros, entre otras cosas. Algunos lo hacen rápido y otros no tanto.
De la Cruz pertenece a este último grupo y siendo totalmente franco, su 2018 estuvo lejos de ser el ideal, para ser más preciso fue definitivamente malo. Una lesión lo alejó de las canchas algunos meses a principio de año y cuando regresó la realidad es que su nivel no era bueno. Esto lo relegó completamente en la consideración del ‘Muñeco’ al punto de no ir ni al banco en ninguna de las dos finales de Copa Libertadores.
Para ese momento, veíamos un jugador con buenas intenciones, pero con ejecuciones muy flojas. Además, con problemas físicos, ya que se la pasaba más en el piso que de pie, haciéndolo un gran perdedor de balones. Lógicamente esto provocó resistencia en el hincha, que hacía ver su fastidio cuando la tocaba, aunque él siempre seguía probando suerte.
Finalmente, en 2019 se dio la tan ansiada explosión, tras un comienzo en la misma línea que el año anterior, hubo un momento que todo cambio y eso fue en Porto Alegre. River perdía 2-1 y él ingresó en el entretiempo y tuvo su primer gran partido con nuestra camiseta. No solo que hizo un golazo de tiro libre, sino que se hizo cargo y fue el líder futbolístico del equipo.
Un mes después, veíamos un jugador distinto que coronó esta levantada con un triplete frente a Aldosivi. A partir de ahí, Nicolás De la Cruz fue en línea ascendente, ganándose un lugar en el XI inicial y salvo por momentos, nunca soltó esta posición.
A día de hoy es a mi forma de ver, el mejor jugador de River, solo superado por el talento de Juan Fernando Quintero. Es una pieza totalmente indispensable para el equipo, si él está bien, lo más probable es que ganemos, no hay otra, y pruebas hay de sobra. Solo tomemos en cuenta estos últimos partidos que terminaron en triunfos: Newell´s, Central Córdoba y Defensa y Justicia, en todos el uruguayo fue una de las tres figuras de aquellos cotejos.
Ahora, ¿por qué se dio este crecimiento en De la Cruz? Yo veo a los refuerzos de River como jugadores que deben pasar etapas. El uruguayo pasó la primera, que es la ya mencionada adaptación, luego se ganó un lugar en el XI, explotó las cualidades que ya traía de Liverpool y en estos momentos se encuentra dando a conocer todo lo que aprendió de Marcelo Gallardo.

En resumen, Nicolás De la Cruz es un jugador total a día de hoy y es un completo milagro que siga con nosotros. Todo lo bueno que tenía se complementó con las nuevas funciones que le fue dando el ‘Muñeco’ a lo largo de los años, hasta llegar a esto. El mejor ejemplo de que en el 99% de los casos, los refuerzos que trae nuestro DT merecen todo el tiempo que él mismo crea para explotar y tendremos resultados como este, un jugador que pasó de ser un ‘papelito’ a un todoterreno.
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